"Para gobernar se precisa firmeza,
pero también mucha flexibilidad y paciencia"
Herni Dominique Lacordaire (1802-1861)
Sacerdote y predicador francés
El Director de la fábrica no le contestó tras su pregunta, prefirió callar y contarle una pequeña historia. El operario le estaba pidiendo una aumento de sueldo, decisión entre muchas que había quedado parada desde que se inició la pandemia.
Mire joven, le contaré algo que debería aprender para la situación que vivimos hoy, y para siempre:
El 15 de Abril de 1912, el capitán E. John Smith, estaba achicando agua como el que más, mientras pensaba de qué manera deberían organizar la forma para que el máximo de personas se salvaran y no daba crédito a lo que sus oídos acababan de escuchar. Mientras se miraba las yemas de los dedos de las manos arrugadas por el contacto con el agua, durante tanto tiempo, le dijo al joven que era el momento de sacar lo mejor de cada uno, de sentirse privilegiado por seguir todavía en cubierta y sobre todo, sentirse orgulloso por tener una misión que cumplir.
Ya, eso está bien, pero como nos dicen que tenemos que seguir tocando, no pensaba que fuera tan grave, contestó Jock.
Este joven violinista, mientras el Titanic se estaba hundiendo sin solución, estaba preguntando que cómo estaba lo de su sueldo. Qué falta de...
Mr. John no tuvo que explicarle mucho más, le bastó con mirarle de nuevo a los ojos y decirle que volviera a su puesto y tocara junto a sus compañeros de banda, cumpliendo la misión que le tocaba en ese momento, en esa situación.
"Espero que usted tampoco necesite más explicaciones, y que entienda cual es su puesto hoy, hasta nueva orden, ¿verdad?".- le dijo el Director antes de que el joven volviera por donde había venido y seguramente fuera uno de los que más lucharan para salvar la terrible situación que estaban viviendo, incluso sirviera para que la historia llegara a más gente de la organización.
Que difícil es liderar en cualquier época, pero mucha más en un tiempo "VUCA mode" de los de verdad, de los que nos ha tocado lidiar a todos en esta época de COVID-19.
Y es que si la paciencia y flexibilidad son cualidades que deben sobresalir en organizaciones orientadas a la innovación y el crecimiento inmersas en la incertidumbre, cuando el navío necesita un 120% de todas las partes implicadas, la FIRMEZA es una cualidad que debe explotarse de manera virtuosa, a toda máquina.
Nuestra gente, al igual que la tripulación de un barco en situación complicada, debe de recibir en poco espacio de tiempo pero con absoluta firmeza nuevas normas, reglas, y mensajes.
El compromiso se le supone, son nuestros elegidos, la mayoría desde hace ya mucho tiempo. Pero tienen que saber qué misión les toca cumplir hoy, en este día, en este minuto...
Hemos transmitido como jefes que la salud y las personas son lo primero, como responsables de no sólo las personas que forman nuestra empresa, sino de sus familias al completo.
Pero toca remar y achicar agua para que el barco nos lleve al destino, y no será una misión fácil.
El líder debe saber con qué tripulantes y músicos cuenta, detectando entre los mismos el profesional que todavía no sabe el problema que nos viene, que digo, que ya tenemos encima, y decidiendo de manera firme si ese violín es para nuestro joven músico, o tenemos que dárselo a otro que valore el puesto que le ha tocado vivir.
No se puede perder de vista el futuro, pero no podemos hundir nuestro presente, pensaba el Director de la fábrica, mientras seguía revisando la planificación de "guerra" que le tocaba preparar en base a unas hipótesis que cambiaban por semanas, o incluso por días.
Liderar no es fácil, y menos hoy, pero ¡ay del que no desarrolle firmeza en tiempos de guerra, que mal lo va a pasar! Y volviendo a remarcar para terminar, las personas responsables de nuestras organizaciones deben demostrar no sólo firmeza en normas o reglas, sino en un mensaje creíble, firmeza en cuanto a solidaridad y exigencia de la misma para con el resto, y firmeza en las decisiones que no siempre serán cómodas o las que nuestra gente quiere o les gustaría escuchar.
Ni que decir tiene que el joven violinista, Jock Hume, murió tocando mientras el Titanic se hundía; era su misión, era su lugar...
No hay comentarios:
Publicar un comentario