"Cuidado con el hombre que habla de
poner las cosas en orden.
Poner las cosas en orden siempre significa
poner las cosas bajo su control"
Denis Diderot (1713-1784)
Escritor francés
No era el mejor día para Luisa y se le notaba en la voz. Cuando recibí su llamada me alegré, en un primer momento, pero enseguida detecté que lo estaba pasando mal. Habíamos coincidido durante mi primer trabajo y se le vislumbraba un camino de éxito en el mundo de la ingeniería. Y así ocurrió, ya que tras varios cambios de empresa durante los primeros años tras terminar la carrera, había llegado a Directora Técnica y de qué manera, por cierto.
Pero ahora todo había cambiado. La llegada del nuevo Director General la estaba trayendo mártir. Hacía años que no estaba siendo sometida a tan severo control, e incluso cada paso que daban en los nuevos proyectos eran sometidos al escrutinio feroz y minucioso del nuevo CEO. Este Directivo disfrutaba más que dirigiendo, realizando tareas como la de diseño, programación de la producción, etc... según me indicaba mi antigua compañera.
"No aguanto más".- me gritó de manera desesperada y lo que más me dolió, denotando mucha tristeza en la voz, mi vieja amiga.
Pero lo más grave, y que me gustaría resaltar en esta historia, no es que se estuviera cargando a una gran profesional con tan elevados conocimientos y experiencia, vitales para su empresa, sino que tras indagar en cómo actuaba con el resto de departamentos, ese era su modus operandi, en general con todo lo relacionado en la rama de operaciones.
En conclusión: no estaba haciendo su trabajo y como le dije a Luisa, aguanta, ya que si el Consejo lo ha fichado para Dirigir, como su puesto le obliga, tiene los días contados.
No había dedicado nada de tiempo a establecer el plan de acción para alcanzar y llevar a cabo la estrategia de la empresa. Nadie de su equipo sabía hacia dónde se dirigía su compañía.
Tampoco coordinaba los recursos que tenía y fijaba prioridades, jerarquías, etc... Normal, si no había planes no podía ponerlos en práctica, pensé cuando mis preguntas me revelaban esta falta de función del director.
Su intromisión en los quehaceres diarios, lejos de impulsar a los directores, mandos intermedios y al resto del personal para ajustarse a los procesos establecidos, trabajando motivados y sintiéndose guiados hacia la consecución del objetivo común, estaban resquebrajando la confianza de sus equipos. Como prueba ostensible estaba la llamada de Luisa, y la posibilidad de perder personal clave en su organización, los cuales durante años habían defendido su empresa a capa y espada.
Por último, desde mi punto de vista, su último cuarto pecado, no ora otro que el de no dedicar tiempo, debido a que estaba haciendo el trabajo de su gente (dicho sea de paso, bastante peor), a evaluar si durante el desarrollo de los diferentes proyectos se estaban generando desajustes, y en caso de existir, adoptar medidas para que se pudiera retomar el camino correcto hacia la consecución de los objetivos de la empresa.
Nada más por hoy y muchos ánimos desde estas líneas a Luisa y a tantos otros directores que se ven invadidos por sus jefes, incapaces de dirigir y que pasan sus jornadas molestando y restando capacidades a sus empleados y por ende, minimizan los resultados de sus empresas.
Y no olviden que un Director General debe, en un alto porcentaje de su tiempo dedicarse a Planificar, Organizar, Liderar y Controlar, haciendo que sus recursos funcionen por sí sólos, y dejando hacer al que sabe y más importante, al que está contratado para ejecutar esa actividad.
Historias pasadas de "lasemanadeedusanchez": Os dejo, en el siguiente enlace, lo que pasaba por este blog hace 3 años para los que se han incorporado tarde y también para los amigos nostálgicos que les gusta recordar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario