"La única posibilidad de descubrir los límites de lo posible
es aventurarse un poco más allá de ellos,
hacia lo imposible"
Arthur C. Clarke (1917-2008)
Escritor inglés de ciencia ficción
Todo empezó algunos años atrás, de media unos 45 años, cuando cada uno nació en su país y ciudad o pueblo de origen. Desde Méjico a España (península e islas), pasando por Venezuela, todos estábamos representados; pero era lo que menos nos importaba. Se trataba de sentirnos iguales, en equilibrio, pues por encima de nuestros orígenes sentíamos a ciencia cierta que eramos los elegidos.
Me imagino que fuimos creciendo, rodeados del amor de nuestras familias y disfrutando de nuestra infancia. Poco a poco, mediante nuestros estudios, pasamos las etapas que nos regala la vida en nuestra adolescencia y como jóvenes enérgicos y con ganas de comernos el mundo, nos introdujimos en el mercado laboral.
Cada uno con su historia, en la misma empresa o en varias, al final con mucho esfuerzo, voluntad e inteligencia aterrizamos en nuestros primeros puestos directivos, y nuestras habilidades individuales funcionales tuvieron que complementarse con el uso de nuevas habilidades de gestión y por supuesto, ampliamos nuestros conocimientos en management, lo cual nos abrió las puertas a un mundo espectacular, como es el de trabajar por un mismo fin con lo más valioso que existe en las organizaciones en particular y en este mundo en general, las personas.
23-10-2018
Allí estaba yo, entre 36 directivos más, sin saber cómo ni quién me había colocado en ese aula, intentando comprender y distinguir si era sueño o realidad.
Los 37 elegidos iniciábamos ese día un viaje en un programa que nos debería dejar, al final del mismo, posicionados en el inicio de una nueva etapa de nuestra vida. De un lado, el perfeccionamiento como directivos, de otro, el perfeccionamiento como personas que con sus acciones de liderazgo deberían dejar huellas en sus familias, sus empresas y por qué no, en el mundo.
No estábamos juntos por capricho, ni siquiera por casualidad, sino que como nos dijo en la presentación inicial nuestro Capitán, nuestra elección y lo que en ese momento se iniciaba era por algo muy potente que en ese momento no entendíamos y ni siquiera imaginábamos.
Teníamos claro que no estábamos de vacaciones, sino todo lo contrario. Este regalo había que aprovecharlo al máximo, lo que significaba mucho esfuerzo y trabajo, que sin duda se nos devolvería con creces a través de los tres temas principales que iríamos trabajando:
Habilidades Directivas y
Valores.
El viaje nos ayudaría a aprender el arte de liderar.
Como buenos líderes tendríamos, a base de trabajo, estudio y constancia que aprender, en un primer paso a OBSERVAR. Pero no observar nuestra realidad, tal como la habíamos observado hasta entonces, como la nuestra, sino como la mira un bebé o un niño. A saber que un bebé/niño es una máquina de aprender; esa pureza en su mirada es la que tendremos que saber imitar para pasar con nota esta primera prueba de la observación de la Realidad (no de nuestra realidad).
Como segundo paso, deberíamos aprender a ANALIZAR, con rigor, sabiendo discernir entre "datos vs opinión" y entre "hechos vs juicios". Cuánto ha cambiado hoy nuestra capacidad de liderar, una vez conocido cómo de importante es este bien llamado análisis riguroso.
En el tercer paso, tocará y no pocas veces, DECIDIR. Sabemos que estamos inmersos en un mundo lleno de información. Los sistemas de conocimiento son vitales en las empresas y la sociedad de la sabiduría, la inteligencia artificial y el blockchain nos sugieren retos que hoy, a bote pronto, no podemos ni imaginar a dónde nos llevarán en el futuro inmediato. Para alcanzar la felicidad, en este punto, os sugiero que aprendamos a convivir con el ERROR, y aquí entra la capacidad para minimizar nuestros egos a la vez que maximizamos nuestra humildad.
Como cuarto paso, es el momento de ACTUAR. Y una vez actuado, vivir al cien por cien con la ejecución que hayamos decidido.
El anillo, como símbolo de lo eterno, no tiene ni inicio ni final, por lo que la quinta etapa de este proceso es nuevamente volver a OBSERVAR. Observar de nuevo, tras el viaje del aprendizaje.
Dos consejos que todavía hoy, resuenan en mi cabeza, y que nos lanzaron antes de embarcarnos en la Odisea:
"Viajad ligeros de equipaje con la experiencia acumulada"
"Sed directivos volviendo a ser niños"
Y el viaje comenzó...
EL VIAJE
Cada etapa, constaba de un trabajo en casa individual, eliminando horas de sueño y restando dedicación a la familia, portadora de infinita paciencia y a la que todos debemos de devolver, desde hoy, el tiempo prestado para conseguir alcanzar el gran reto.
Luego, cada caso era analizado por el equipo, ya que la clase había sido dividida en 4 grupos, los cuales desayunaban, trabajaban, comían y compartían peripecias por Whatsapp 24 horas al día. Por los inicios del viaje no eramos conscientes, pero se estaba urdiendo un entramado especial que ya, hoy por hoy, es y será imposible de separar.
Para al final de cada etapa/caso, disfrutar y aprender con la exposición del profesor del claustro que hacía de facilitador de viaje, a cada cual, mejor. Cerrando los ojos y recordando, sólo me sale de dentro el adjetivo de "mágico", común a cada momento vivido en esa clase que usábamos como nave para el espectacular viaje.
El viaje se producía por tierra, mar y aire. Incluso a veces, nos desplazábamos al espacio, como ocurrió en la etapa de digitalización (ese padre, ese niño y ese smartphone...).
Traspasamos fronteras iniciándonos en el trabajo en equipo, pasando por gestión de personas, resolución de problemas no estructurados, análisis de decisiones, operaciones, contabilidad, finanzas, negociación, marketing, estrategia, recursos humanos, digitalización, emprendimiento, ética en los negocios, economía, etc...
Nos medimos a un proceso de coach, con su 360º incorporado; no fue menos retador el "Executive Challenge" y de gran ayuda y aprendizaje el "Change Pro".
Al final, día a día, caso a caso, iba en nosotros calando, como cala la lluvia fina en esos campos del norte, el conocimiento, las habilidades y sobre todo, los valores. Valores que nos dejaban detalles (digo detallazos) de no sólo la alta capacidad directiva que tenía todo el grupo de elegidos, sino la Grandeza de su Humanidad. Eran Personas Gigantes, cargadas de lo que el programa trataba de inspirar, ese buen Humanismo Cristiano.
30/04/2019
Es el principio de una nueva era. Llegamos Directivos y salimos una familia ampliada con título de Dhirectivos. La "h" es de Humanos, porque es lo que ha sobresalido de esta buena gente con la que hemos convivido, trabajado y culminado este programa.
Termino copiando unas palabras que suscribo, y que nos dejó un compañero al equipo en el que estaba, porque creo que deja por escrito lo que todos, en mayor o menor medida, sentimos tras el término de este maravilloso viaje:
Posdata: Durante esta fabulosa Odisea también ha habido tormentas y grandes dificultades. Me gustaría homenajear desde estas líneas a tres padres de compañeros del programa: Eugenio, Eduardo y María Jesús, los cuales nos dejaron durante el desarrollo de este viaje. No ha sido fácil para sus hijos reponerse del quebranto, pero ellos, desde el Cielo, les han siempre, desde el primer día, mandado fuerza, esperanza y energía. Una cosa está clara, allá, desde el Cielo, nos iluminan orgullosos por lo que sus hijos y el resto de sus compañeros han conseguido alcanzar. Gracias por darnos la vida y gracias por seguir, allí dónde estéis, empujándonos y motivándonos a ser al menos, igual de buenos padres y madres, con nuestros hijos e hijas, como vosotros habéis sido con los vuestros.
¡Enhorabuena Eduardo!, nunca olvides que los grandes retos están al alcance de las grandes personas, como tú, que ya antes de iniciar esta andadura contabas con el germen del liderazgo muy desarrollado. Disfruta este momento y todos los que te quedan por vivir. Un Abrazo.
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