"Memoria selectiva para recordar lo bueno,
prudencia lógica para no arruinar el presente,
y optimismo desafiante para encarar el futuro"
Isabel Allende
Escritora chilena.
Semana inaugural del año laboralmente hablando. Se trata de acabar de ajustar los datos del 14 y poco a poco terminar el seguimiento de todo lo que hace un año era sólo previsión y que en estos días ya es pasado. La vida nos ha posicionado a cada uno en nuestro sitio y sólo debemos analizar el resultado para establecer lo que será nuestro plan 2015.
A resaltar que tanto en lo que se comenta en los diferentes departamentos a nivel interno, así como varias conversaciones que han surgido con algunos clientes y proveedores se atisba un futuro cuanto menos esperanzador.
Y la esperanza nos lleva a ver nuestro próximo año con optimismo, pero no debería ser con un optimismo kamikaze, sino con el denominado optimismo inteligente. Y es que independientemente que haya algún detalle que indique que ha pasado lo peor no debemos de olvidar que el viaje no será un camino de rosas. Y es que a la hora de planificar los diferentes objetivos personales y/o laborales siempre hay que tener en cuenta que nos irán surgiendo tropiezos y desviaciones que no nos impiden conseguir los retos pero si que nos imponen unos sobreesfuerzos, a veces en tiempo y en la mayoría de las veces de recursos no considerados. Yo los comparo con los coeficientes de seguridad que siempre teníamos que tener en cuenta en mecánica y resistencia de materiales a la hora de calcular la geometría de piezas, vigas, tornillos o cables. Estaba demostrado que el prontuario sólo te indica valores totalmente puros (de laboratorio) y se necesita una holgura que permita aliviar y asegurar la aleatoriedad de la naturaleza. Por ello, no podemos diseñar el camino perfecto, ya que esto sólo ocurre en las películas o en los libros autobiográficos de personas que han conseguido una gran notoriedad y éxito, y que casi siempre evitan contar muchos de los intentos fallidos que necesitaron para llegar a lo cierto.
Pero a todos a los que la vida nos ha regalado una responsabilidad sobre personas en nuestro departamento, tenemos hijos a nuestro cargo, amigos, familia y compañeros de trabajo a la vez nos ha impuesto una obligación ética de ser optimistas, de tal manera que no sólo debería de ser opcional, sino de obligado cumplimiento. ¿Por qué? Porque tenemos motivos de afrontar nuestra vida de una manera optimista tras compararnos con otras partes/vidas del globo, otras partes/vidas del país e incluso con otras partes/vidas del barrio. Mira en tu entorno y seguro que puedes afirmar que "somos unos privilegiados".
Además, el optimismo inteligente no es optimista por las partidas que otros juegan por nosotros, no. En este punto propongo que desde ese optimismo que parece sobresalir entre tanto pesimismo de nuestro reciente pasado apostemos por intentar (poco a poco, eso si) cambiar nuestro entorno. Se trata de intentar que alcanzar la meta sea cada vez con menos traspiés, sin tantos sobresaltos, con más suavidad...
Y por último, no podemos ejercer de optimistas y mucho menos enfocarnos al cambio sin pasar a la acción. Se debe de intentar transformar nuestro entorno a base de ejecutar las ideas y no sólo dejarlas perdidas en esas conversaciones de salón. Además, sólo se es capaz de demostrar ese enfoque al cambio optimista a través de los hechos, ya que de lo contrario todo se quedará en mitines de espíritu sin materia.
Bueno, pues nosotros elegimos, o tiramos hacia adelante con optimismo o como rezaba una canción de mis queridos Celtas Cortos, la cual repetían con su siempre sutil sarcasmo en la misma y os dejo para terminar:
"Tranquilo majete en tu sillón".
Para muestra, un botón y me permito sugeriros que dediquéis 6 minutos a ver el siguiente vídeo que evidencia todo lo escrito y si no cae en saco roto podréis usarlo como ejemplo varias veces al día desde el momento que lo veáis.
Nota: Ahora toca avanzar todos hacia el gran 2015 con optimismo, enfocados al cambio y pasando en primera persona a la acción. ¡VAMOS!
Evite la “parálisis por el análisis”, sin acción no hay avance, si esperamos el viento a favor para empezar a rodar nuestros competidores nos sacarán ventaja,
ResponderEliminarNo hay mayor avance que el propio avance, por pequeño que sea. De nada sirve tener un sueño si no se persigue y se lucha para conseguirlo, de igual modo que de nada sirve planificar, si no materializamos. Vamos descolgados del pelotón y hay que cogerlos si queremos ganar la carrera, duro camino... estamos de acuerdo...
Yo me sumo al bando optimista siempre.
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