"Los que sueñan de día
son conscientes de muchas cosas que escapan
a los que sueñan sólo de noche"
Edgar Allan Poe (1809-1849)
Escritor estadounidense
Tuve la suerte de conocer a Ricardo en un congreso de jóvenes directivos en el año 2008, hace casi 15 años. Trabajaba en una empresa muy importante por aquel entonces pero llegado el momento decidió cambiar, y hoy ha desarrollado un proyecto de emprendimiento personal con lo que incluso tiene tiempo para dedicárselo a su familia, según me explicaba mientras compartíamos mesa y mantel.
Ricardo se dedica ahora a dar clases en una reputada Escuela de Negocios, además de colaborar con varias empresas formando parte de sus Consejos de Administración. Para mí, vernos de vez en cuando siempre me hace crecer, y sobre todo, me fascina que independientemente que la vida nos haya llevado por caminos tan diferentes, nunca he notado que esto hubiera supuesto un cambio de relación entre nosotros.
Me indicaba que no entendía cómo las empresas de hoy todavía se regían por dos principios para él arcaicos: jerarquía y segmentación funcional. Me hizo pensar en los retos actuales, retos multidisciplinares.
Al final siempre me hace repensar en la organización "agile". Diseñar la organización de forma diferente es la única manera de diferenciarse en este contexto actual. Siempre me indica que los equipos deben de tener mayor autonomía y mayor capacidad de ejecución, tomar decisiones por ellos mismos, y coincido con él en que una organización muy burocrática no ayuda al objetivo.
Por otro lado, el elemento de cohesión, el propósito, debe ser compartido, por lo que la comunicación pasa a ser clave en toda empresa. Solo entendiendo los valores, el propósito y la misión/visión de la organización que defienden, los equipos maduros pueden decidir cómo contribuir a la consecución del mismo.
Muchas empresas son conscientes y tienen la inquietud de cambiar a este tipo de organizaciones, pero sus intentos de transformación son tímidos, por decir algo. La inercia de la empresa hace que intentos livianos no germinen. Y todo siempre vuelve a ser igual.
Se trata de tener personas en nuestros equipos de trabajo comprometidas con lo que hacen, y esto va ligado a su autonomía y su capacidad de tener impacto. Pero si a las personas de tu organización le dices lo que tienen que hacer y no dejas de supervisarles estás coartando su capacidad creativa, su innovación y su desarrollo, además de no permitirles tener una visión más allá de su día a día.
Me habló también sobre el liderazgo consciente, el cual era fundamental para Ricardo. Para él, el líder consciente debe conocerse a sí mismo, en una primera instancia, y después debe conocer la realidad que le rodea, entendiendo las limitaciones de sus paradigmas mentales, enriqueciéndolos a través de la base de todo liderazgo, la escucha.
Me resumió que cualquier líder que se precie en la actualidad debería conectar con uno mismo y las personas que le rodean. Esto haría trascender su ego y orientarse al servicio a los demás en lugar de controlarlos.
Entendí que controlar el ego elimina la barrera que bloquea el aprendizaje.
"Escucha activa y conocimiento del entorno eliminando modelos mentales caducos."
Si queremos activar el compromiso de nuestros colaboradores, se debe hacer a través de la dimensión trascendental, ya que el poder de una persona como líder debería ser capaz de conectar y generar una lógica a través de comprender el propósito con sentido para las personas que forman la organización.
Ricardo siempre repasa temas muy difíciles de deglutir desde el trono; vulnerabilidad, huir de la necesidad de control, humildad, escucha, trascender al ego, etc...
Para conseguir este tipo de liderazgo me indicó que todo empieza por el autoconocimiento, por lo que hay que dedicar tiempo a conocerse a uno mismo, todos los días. Liderarse a sí mismo. Tarea difícil, la cual rechazamos y que no se puede trabajar sin esfuerzo ni un tiempo de dedicación. No solo trabajar en tareas de hacer, sino de reflexión. Qué difícil pensé, mirando la agenda, el calendario, las tareas por hacer, los viajes, las reuniones...
También se trata de cuidar todas las dimensiones que tenemos como personas: la dimensión física (haciendo ejercicio y durmiendo lo suficiente), la dimensión emocional (reconocer las emociones que nos inundan y dejarlas ir, tratarlas, etc...), la mental (ganar perspectiva sobre nuestros propios pensamientos) y la trascendental (meditación, ejercicios que nos ayuden para trascender nuestro ego).
Me despedí de Ricardo, y me quedo con la necesidad de cambiar la organización a través de cambiarme a mí mismo primero. Pensé en mi equipo directivo y la necesidad de renacer que cada uno de los componentes tiene. Y acabé pensando que merecía la pena, que el proyecto cada vez tenía más sentido y por supuesto, necesitaba direccionar a la organización hacia un sistema gestionado en este mundo convulso de manera adecuada.
Como consejo final, me indicó que la clave está en dedicarle tiempo a este tipo de liderazgo, y me pidió reservar tiempo en la agenda, y como ejemplo me explicó que en la meditación la clave está en el hábito, no tanto en la cantidad, sino en la constancia...