“Locura es hacer lo mismo una y otra vez y esperar resultados diferentes”
-Albert Einstein-
En una entrevista en TV el otro día al Cholo, le escuché una nueva forma de decir la frase de Einstein tan famosa que encabeza esta entrada.
Contaba que jugando con Maradona (casi nada), durante un tiempo y en bastantes ocasiones le dio por tirar desde una posición alejada y siempre con un resultado pésimo en cuanto al objetivo de marcar. Tras intentarlo de nuevo, Diego Armando se le acercó y le preguntó si se había acercado a su objetivo alguna vez en el pasado, a lo que respondió que no, ni de largo; sabiamente le dijo, entonces, ¿por qué sigues intentándolo de esta manera una y otra vez? ¿no entiende, boludo, que siempre fracasará en su meta?
Creo que si preguntáramos a nuestro entorno, todo el mundo nos indicaría que si algo hay seguro en esta vida, eso es el cambio. Cambian las personas, el entorno, las situaciones, el universo, todo, todo cambia.
Pero, aun así, el ser humano sigue resistiéndose al cambio. Y gastamos mucha energía en conservar el status quo, nos resistimos al cambio y preferimos que si algo o alguien tiene que cambiar, que sean los otros.
Lo que no sabemos es que si el resto cambia, de manera relativa nuestra posición ha cambiado. Siempre digo que mientras nosotros dormimos, otros estudian, mejoran, piensan, venden, ahorran, optimizan...
La famosa zona de confort nos engaña constantemente, dándonos la falsa sensación de seguridad, mientras que lo que verdaderamente ocurre es que cuanto más tiempo pasamos sin explorar el exterior, nuestra posición peligra por una peor preparación para responder ante ese entorno cada vez más incierto y hostil.
Nuestro cerebro no está preparado para empujarnos hacia el cambio; está programado para mantenernos vivos (cuestión de supervivencia) y también quiere optimizar recursos economizando al máximo la energía consumida (los hábitos son los que permiten ese ahorro energético).
Por todo, y conociendo estas funciones de programación, podemos ir entendiendo lo que nos supone a todos hacer algo nuevo, distinto. Cuesta más que rellenar una solicitud. El cerebro sabotea cualquier indicio o intento de cambiar. Hará todo lo posible por quitarnos de la cabeza cualquier intento de cambio en hábitos, formas de hacer, caminos que explorar...
Los cambios nos traerán recompensas, en el mejor de los casos, más allá del corto plazo, por lo que la mayoría de las veces acabaremos demostrando lo buenos que somos en el arte de la procrastinación.
Dicen que el cambio viene precedido de acallar al cerebro y comenzar a escuchar al corazón. El corazón puede ser considerado el hogar donde habita la intuición, y ésta no es sino una sabiduría que sale de nuestro interior y la que realmente conoce lo que necesitamos. A veces buscamos fuera un consejo cuando dentro tenemos nuestra mejor brújula; normalmente le damos la espalda, pero solo con una escucha activa de nuestro yo, encontraremos mensajes que nos activaran para no congelar nuestro destino.
La búsqueda de la tierra prometida, el cambio, pasa por la actitud (dicen los que saben que multiplica), conocernos a nosotros mismos, saber en cada momento cómo nos sentimos, implicarnos en lo nuevo conociendo que los cambios dependen de nosotros mismos, y confiar en lo que somos capaces de alcanzar mediante un buen plan, una buena organización y poniendo el foco en la ejecución.
No creáis a los que os digan que la respuesta está en el exterior. La medicación, como la consultoría solo ayuda para salir del bache, pero la continuidad de lo conseguido y el mantenerse en la cima solo depende de lo que tú hagas, todos los días, sin dejarse llevar o escondernos en ese cobertizo entre paréntesis "seguro".
Para terminar, atendiendo a un amigo buen conocedor de cómo debemos reinventarnos de continuo, nos instó a escapar de cualquier pensamiento negativo, ya que normalmente la realidad se nos pinta más negra de lo que es. No enfocarnos en nuestras carencias, en lo que nos falta para ser o para llegar, o en aquellas experiencias que salieron mal y que nos proyectan escenarios catastróficos, sino orientarnos en lo positivo nos permitirá ver el cambio como lo único que nos llevará hacia una situación positiva, de éxito.
Sus consejos finales se pueden resumir como sigue.
Focalízate en:
- lo que tienes, no en lo que te falta.
- en lo que sabes, no en lo que no sabes.
- en tus luces, y no en tus sombras.
Y sobre todo, cree en el cambio y no te dejes vencer por la impaciencia y una falta de organización para hacer, afrontar, mantener y completar los retos que te propongas.
Muy buen post, siempre que te leo me viene bien lo que escribes y me hace recapacitar de muchas cosas.
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