"Si tenéis un minuto, intentad resumir vuestra pasado, brevemente, y sentiros orgullosos.


Después, enfrentando el maldito folio en blanco, dibujad vuestro futuro, con pasión, con ganas de hacedlo mejor.


Será vuestro mundo, vuestro camino..."

viernes, 24 de diciembre de 2021

CUENTO DE NAVIDAD 2021

"Pienso que la Navidad es una fiesta necesaria; 

necesitamos un aniversario durante el cual podamos lamentar 

todas las imperfecciones de nuestras relaciones humanas. 

Es la fiesta del fracaso, triste pero consoladora"


Graham Greene (1904-1991)

Novelista británico


No hablaron nada en el viaje. El coche lo conducía Juan Carlos y Maribel se había puesto unos vaqueros y una sudadera gris, y desde que él recordaba era la primera vez que la veía salir de casa sin nada de maquillaje. "Hoy toca llorar, y ella lo sabe".- Pensó él mientras ponía el intermitente y cogía la salida de la autovía de circunvalación hacia el hospital comarcal, donde les esperaba Cristina, la doctora que le trataba desde que el mal, así lo llamaban, apareció en ese órgano tan complejo.

Aparcó en el parking interior, como siempre, y el silencio se volvió incómodo desde que entraron en el ascensor hasta la pequeña recepción que justo se encontraba a la izquierda, a la salida del mismo, en la planta 2.

Carla se dirigió hacia ellos y tras indicarle que la doctora le esperaba en la consulta nº 4 envolvió con dulzura a Maribel y le acompañó hacia una sala de espera justo al final del pasillo; por desgracia, desde que la Covid-19 había llegado a sus vidas, no se permitían acompañantes.

No las tenía todas consigo, ya que la llamada de urgencia no le había gustado nada, pero tras la discusión que habían tenido la noche anterior, al sacar el tema y opinar que algo no iba bien, ella había decidido no comentar nada más hasta que la cita terminara. Era un tema delicado, y la doctora siempre había sabido conducir cualquier alteración, por lo que en estos casos siempre es mejor dejar hacer a los profesionales.

Pasaron 30 minutos, pero para Maribel fueron como si hubieran pasado 30 horas, o más. Se abrió la puerta, ella saltó como un resorte de la silla, derramando el café del vaso de plástico que se había sacado de la máquina de vending, ni se preocupó por cómo se había puesto, solo quería estar cerca de el. 

No se cruzaron palabra, pero los ojos de Juan Carlos estaban brillosos, por lo que Maribel decidió abrazarle, simplemente para mandarle el mensaje de que fuera lo que fuese, ella estaría con él, a su lado, acompañándole todos los días del resto de su vida. 

"Aunque no fueran muchos".- frase cruel que se le cruzó como un tren que no para en el andén.

Le cogió de la mano y salieron por las escaleras, como siempre, les gustaba bajar de esta manera y recoger el coche y dirigirse hacia el bar donde siempre tomaban una tostada con aceite, cuando les citaban por la mañana. Porque eran una pareja que le gustaban los bares de siempre, y siempre contaban con orgullo que se conocieron en el bar del tío de Maribel, al lado de la oficina de Juan Carlos donde siempre tomaba el café de media mañana con sus compañeros, hasta que se encaprichó de la morena, como la conocían los chicos del despacho de abogados donde trabajaba y trabaja Juan Carlos.

"Parece ser que esto no va nada bien, y hay que intervenir".- le dijo mientras sentados en la mesa le cogía las dos manos y se miraban frente a frente. "Y no te lo vas a creer, pero esta vez ni estará ella ni es aquí, en el hospital. Mira, me ha dado esta dirección y me ha dicho que vaya urgente, que si arreglo lo que solo yo puedo arreglar, todo acabará. Creo que ha llegado la hora y nadie puede hacerlo por mí".

Ella lo entendió a la primera, por lo que sin mediar palabra, pagó el desayuno, como siempre, y se dirigieron a casa a preparar una poca maleta. Tenía que salir lo antes posible. Y era un viaje que no podía hacer con él, esta vez tenía que hacerlo él solo.


Condujo toda la tarde y durmió a 300 kilómetros de su destino, en un hotel que le recomendó su amigo José María, agente de ventas que siempre tenia un buen alojamiento que sugerir, en cualquier provincia del país.

A la mañana siguiente, sábado, sobre las 9 de la mañana se encontraba en el portal de la dirección indicada por Cristina la mañana anterior. 4º C, segunda planta, C/ de la Paz, 22.

Pensó que nada es casualidad, y lo de la calle, la Paz, tampoco lo era.

Y tocó el timbre.

Y abrió una niña preciosa, de aproximadamente 4 años (es tan guapa como su madre, pensó Juan Carlos).

Y le preguntó por Carmen, muy nervioso, casi tartamudeando; si estaba, si podía salir, a lo que la niña, que dijo que se llamaba Lola, salió corriendo para dentro gritando a su madre que un señor que se parecía a ella la estaba buscando. Eran mellizos, y sí, se parecían mucho.

No se lo podía creer, no era posible que él estuviera allí, tras casi 5 años, después de todo lo que pasó y cómo la había tratado cuando ella se había quedado embarazada, sí, posiblemente cometiendo un error, pero conscientemente de lo que hacía y con su novio de toda la vida.

Fue un día fatídico que terminó con Carmen cambiando de ciudad, y evitando cualquier contacto con su único hermano, y  su única familia ya que sus padres habían partido cuando eran muy pequeños en ese fatídico accidente, habían sido todo el uno para el otro, desde que tenían uso de razón, desde bien pequeños.

Se abrazaron, le dio mil o diez mil besos, le invitó a entrar, y mientras que le hacía cientos de preguntas, lloraron, lloraron mucho...

Pasaron todo el día poniéndose al día, y buena parte de la noche. Al día siguiente llevaron a Lola al parque donde los domingos quedaba con sus amigos y mientras jugaba en unos columpios, ellos siguieron contándose lo que habían vivido separados, enseñándose fotos, intentando reparar todo lo que la distancia y la rabia de Juan Carlos había destruido.

Faltaban dos días para Noche Buena, y convenció a Carmen para que pasaran en su casa esas navidades, y por supuesto, dijo que sí.

Pero lo que extraordinariamente pasó es que Juan Carlos comenzó a notar como su problema estaba desapareciendo. El tratamiento estaba haciendo efecto. Cada historia, cada frase, cada abrazo le iba cerrando heridas. Eso es lo que la doctora Cristina había planeado, y la intervención a la que se refería era esa reparación del mal que Juan Carlos sufría, el mal de su alma. Y todo se había gestado en la calle de la Paz. Y solo podía remediarse con el perdón de su hermana, y por supuesto, su arrepentimiento sincero.

Y lloró durante la vuelta a casa, con su hermana y su sobrina. Y lloró al llegar a casa y reunirse con Maribel y sus hijos, Angelines y Javi. Y lloró cuando el reloj tocó las 12 de la noche, no cualquier noche, era Noche Buena, y no con cualquiera, estaba con su mujer, sus hijos, su hermana y su sobrina. Y con el mal fuera de su organismo, su Alma volvía a estar en Paz.



Y desde esas navidades se obligó a contar la historia de su curación a todas las personas que podía, porque mucha más gente de lo que nos pensamos, incluso nosotros, casi seguro, tenemos algún mal en nuestro alma que curar en forma de riñas, peleas, separaciones o distanciamiento de personas a las que realmente queremos pero a veces, incluso por malentendidos sin importancia, hemos dejado de tratar y que provocan en nosotros una enfermedad que solo nosotros podemos cuidar. 

Con nuestro arrepentimiento y con un empujón a dar el paso de intervenir, seguro que esta Navidad, con ayuda del Señor, podemos curar alguna herida sin cerrar y que no merece la pena que siga abierta. 

¡Piensa, actúa y cúrate!

Es Navidad, y solo tú puedes hacerlo por ti. Deja que la Paz inunde tu corazón con un gesto simple, pero lleno de amor.

6 comentarios:

  1. Año tras año te superas, deseando llegue este día, para poder vibrar con tu relato. FELIZ NAVIDAD EDU

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    1. Un abrazo a toda la familia de Argamasilla, Tomelloso y Madrid. Desearos un gran 2022 y aunque físicamente en la distancia estáis muy cerca de nosotros todos los días en el corazón. Ya habrá tiempo de alguna junta cuando todo pase...

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  2. Que grande, Edu, los males de alma hacen más daño que los del cuerpo. Cuán importante son tus cuentos de Navidad. Un fuerte abrazo.

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    1. Espero que todo vaya bien. Y seguro que 2022 nos traerá la deseada recuperación, aunque sea tardía. A ver si cuando todo pase, hacemos una quedada con el amigo Lucio, que habrá mucho que contar y mucho que aprender.

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  3. Me ha impresionado el final, pensaba que iba por otro lado la historia, muy bueno el cuento.

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  4. Me alegro que te haya gustado Elena. Mucho que aprender de los que en lugar de preocuparse de lo físico, lo tangible, se dedican a sanar el alma y en definitiva estar en paz con unos mismo y con los suyos. Qué el 2022 nos depare mucho, y bueno.

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