"Estoy comprometido con la verdad, no con la consistencia"
Mahatma Gandhi (1869-1948)
Político y pensador indio
Cada vez podemos estar más convencidos, los que nos movemos en este siglo tan, ¿volatil? ¿cambiante? de total incertidumbre, que la diferencia más definitiva entre personas es sin duda, la actitud.
El tema de hacer tareas por obligación o con verdadera pasión, mediante la presión de que el jefe decida no contar más conmigo o que ese mismo director siempre me tenga en la lista para ese proyecto apasionante, ese proyecto tan vital para la empresa o ese proyecto en el que todos quieren aparecer, es algo que marca la diferencia en los profesionales, los departamentos y las empresas.
Y es que esta semana, cuando salía de una empresa mediana que se dedica al tema de venta de aperitivos, tenía la sensación de que la mayoría de las personas que habían interactuado conmigo estaban en un momento "celebración". Me ha costado definir su estado, pero era precisamente eso, lo más parecido a cuando tras llegar a conseguir una meta o un objetivo, las personas se reunen para celebrar el hito alcanzado. Sus sonrisas, sus ganas de contar lo que hacían y lo que perseguían, su orgullo al relatar cada proceso y sus ganas de evidenciar que formaban parte de un super-PROYECTO, me llenaron de energía para continuar mi camino.
Ya en otro tema, sólo un día después, con un buen amigo contaba mi experiencia y me decía, sobre su propia empresa, que no sabía cómo llegar a conseguir nada ni como mucho, parecido. Le parecía una cultura inalcanzable, tanto por el hecho que el día a día nos lleva a todos de cabeza, como a que no entendía cómo se puede tener un estado de celebración antes de conseguir los objetivos, los cuales son casi siempre gracias a esfuerzo, sacrificio, organización y fuerte jerarquía (según sus palabras).
Para que entendiera mejor mi compañero lo que significa lo de trabajar con pasión y comprometido, le conté una pequeña historia real que había leído hace poco:
" Jacqueline Du Pré, que luego se convertiría en la mejor violoncelista de su generación, a los seis años participó en su primera competición como violoncelista y cuentan que iba corriendo por los pasillos con su instrumento cargado sobre su cabeza; corriendo, saltando y sonriendo con entusiasmo. Un bedel del instituto donde se realizaban las pruebas la vio tan efusiva y cargada de positividad que le indicó directamente que se notaba que el concierto le había salido muy bien, a lo cual, la pequeña Du Pré, con una gran sonrisa en la boca que no se le borraba le contestó:
"No, no, señor, todavía no ha empezado"."
Simplemente genial, eso sí es disfrutar del camino y entender cómo se puede celebrar a diario las oportunidades que nuestra familia, nuestra empresa y nuestros proyectos nos regalan.
Mi amigo estaba encantado con la historia de la pequeña música, por lo que insistió en cómo empezar para que su gente pudiera trabajar con más pasión y menos obligación por empuje, pregunta difícil a la que, para terminar, le dejé un par de caminos a explorar para la reflexión.
Por un lado, el primer paso para alcanzar la pasión en lo que hacemos, es tratar de identificar todo aquello que nos reprime y aprender a dejarnos llevar por la energía emitida por la gente que nos rodea y el mundo en general nos dona para avanzar.
Después, participa de lleno en el juego que te ha tocado vivir. No seas nunca sujeto pasivo, "arreado por el capataz de turno", sino canal conductor de la experiencia, de tus vivencias y habilidades, captando y haciendo pasar sobre ti y tus tareas esa energía que fomentará esa plenitud de vida que sin duda, tú y los tuyos merecen.
Historias pasadas de "lasemanadeedusanchez": Os dejo, en el siguiente enlace, lo que pasaba por este blog hace 3 años para los que se han incorporado tarde y también para los amigos nostálgicos que les gusta recordar.
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