“No puede impedirse el viento, pero hay que saber construir molinos”.
Proverbio holandés
Semana cargada de viajes, tareas, golpes, ilusiones...
Así es como me siento tras cinco días muy ajetreados, pero satisfecho cuando paras y vuelves la cabeza hacia atrás para resumir lo avanzado detectando que has dado un paso hacia adelante en el camino que te has propuesto recorrer.
Y es que ya había escuchado muchas veces las dificultades que entraña una misión de desarrollo completo de negocio, pero es mucho más fiel sentirlo en tu piel cuando el momento llega e inicias el camino de lo que en el argot se denomina
"EL VALLE DE LA MUERTE"
Si trazamos la curva "ingresos - gastos" y nos fijamos en el perfil que deja la salá podemos comprobar, que para llegar a la cima no es todo el camino ascendente desde el primer minuto, no. Lo que nos encontramos es un valle inicial que antes del despegue no provoca pánico, pero sí un poco de vertigo, ¿verdad?
Todo acaba, eso si es verdad, cuando se consigue obtener una cantidad de ingresos recurrentes que cambian el color de los resultados y permite acelerar el negocio con alguna que otra herramienta muy poco al alcance en los primeros asaltos del ilusionante combate.
Toca validar el modelo de negocio y es sabido que es una de las etapas más duras y más complicadas para los emprendedores. Se sufren problemas de tesorería, mini-crisis internas (a veces con nosotros mismos) y la tarea de conseguir financiación extra no es sencilla, ya que ni siquiera los denominados capital semilla se decantan por tierra de calidad para depósitar eso, sus semillas y prefieren ver si la planta crece un poco solita antes de apoyar con riego y algo de abono hasta la etapa en la que el ser vivo se autoalimenta (eso si no entra en el grupo de la gran mortalidad infantil que azota a las start-up).
Pero hay que reconocer que las estadísticas indican que el tiempo que en termino medio se tarda en recorrer tan desolado desierto, valle o paraje es aproximadamente tres veces lo que los socios fundadores reconocen haber previamente planificado. ¡Ojo al dato!
Por esto, para sobrevivir y salir vivo de esta ruta inevitable en la primera etapa del nacimiento de una empresa se tiene que poner el foco en labores comerciales, comprender al cliente, presentar tu modelo de negocio y pivotar lo antes posible si la situación lo requiere para conseguir los primeros ingresos. No importa que el tamaño de los mismos no sean muy elevados, lo importante es que sean. Por un lado motivarán a todo tu equipo a continuar, demostrarán que el camino merece la pena y sobre todo validarán el modelo permitiendo que el dios Cliente dicte su veredicto. Y lo que es mejor, por otro lado serán tu mejor presentación ante inversores que tocarán con sus manos la prueba de que el negocio tiene éxito y te pondrán en la pista de salida preparado para una siguiente ronda de inversión.
Se sabe que las existencias, viveres y agua (en resumen, los recursos) no sobran para cruzar el desierto, por lo que esa limitación nos obliga a discriminar y ordenar las diferentes actividades de una empresa en movimiento, ponderando los esfuerzos en conseguir clientes/ingresos y dejando algo más en bruto cuestiones tales como tecnología de producto, apariencia en redes sociales, etc...
Pero si eres capaz de no enamorarte a pies juntillas del plan inicial, y tienes capacidad de adaptarte a los cambios que seguro el cliente y el mercado te van a regalar con sus críticas de usuario, todo quedará en una gran historía a contar a tus nietos. Eso sí, cuando toque la visita quincenal de los enanos en el verano a la casa de la sierra (no faltando el campo de golf, que el abuelo no tendrá edad de trabajar pero le quedará físico para seguir practicando "the perfect swing").
Para muestra, un botón y me permito sugeriros que dediquéis 3 minutos a ver el siguiente vídeo que evidencia todo lo escrito y si no cae en saco roto podréis usarlo como ejemplo varias veces al día desde el momento que lo veáis.
Nota: queda mucho camino por recorrer, pero con buena gente todo es más fácil. Y eso es lo que no falta a nuestro alrededor, comprobado.
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