Las pasiones son como los vientos, que son necesarios para dar movimiento a todo, aunque a menudo sean causa de huracanes.
Bernard Le Bouvier de Fontenelle (1657-1757) Escritor francés.
Nos ha tocado vivir una semana muy especial a todos los cristianos de este mundo. Sí, la Semana Santa está cargada de sentimientos, viajes, reuniones familiares y Pasión, mucha Pasión.
Esta palabra tiene varias acepciones, sí. Una de ellas es La Pasión, en mayúscula, un concepto del cristianismo vinculado a los episodios previos a la muerte de Cristo.
Pero esta semana, tras el descanso merecido, le he dado vueltas a la pasión (del verbo en latín, patior, que significa sufrir o sentir), la cual es una emoción definida como un sentimiento muy fuerte hacia una persona, tema, idea u objeto.
Así, pues, la pasión es una emoción intensa que engloba el entusiasmo o deseo por algo. El término también se aplica a menudo a un vivo interés o admiración por una propuesta, causa, actividad, etc.
Pero vamos al meollo del asunto. Todo comenzó cuando un compañero me explicaba el lunes pasado que en el pueblo se hablaba del nuevo proyecto de la empresa, lo cual se resumía de una manera simplificadora y minimalista en sólo una conclusión negativa para los trabajadores de la fábrica.
Contento por que el nuevo proyecto fuera motivo de comentarios de bar, no lograba entender el motivo por el que no se llegaba a profundizar en la necesidad de un cambio real. Varias charlas después sobre la situación presente y riesgo futuro con los principales implicados, no habíamos conseguido hacer sentir que se debía cambiar para no caer en el peor de los escenarios en el que puede terminar una empresa: "el cierre".
Por todo ello y analizando los motivos tanto de esta situación, como de los comportamientos de las personas he llegado a la conclusión de que en general, no existe un déficit de técnicas, conocimientos, teorías, etc... en nuestra sociedad, sino que el debe principal que nos encontramos para remontar situaciones adversas como la actual es la falta de pasión por nuestro trabajo.
Lo afrontamos como una obligación, es un mal necesario y nunca, nunca, nunca es una bendición y no, no es ni mucho menos una de nuestras pasiones en la que centramos nuestra existencia, eso sí, no sin compartirla con los nuestros y para los nuestros (entiendo que debe de ser complementario, nunca sustitutivo)
Creo que no es sencillo, pero no por ello debemos de bajar los brazos. Estamos obligados a disfrutar de lo que hacemos y poco a poco, evaluar lo que nos apasiona, y si acaso no es lo que estamos haciendo, debemos orientarnos a ello cuando el momento lo permita (cosa que mucho me temo que no es en estos tiempos que corren). Pero no lo olviden, debemos de tener el plan marcado para cuando se pueda ejecutar.
Para muestra, un botón y me permito sugeriros que dediquéis 2 minutos a ver el siguiente vídeo que evidencia todo lo escrito y si no cae en saco roto podréis usarlo como ejemplo varias veces al día desde el momento que lo veáis.
El vídeo de la semana: LA PASIÓN, UN CAMINO SEGURO
Nota: Recordar que cuando no se trabaja con pasión, no sólo se está destruyendo un poco de nosotros mismos día tras día, sino que también estamos deteriorando a nuestro entorno más cercano (compañeros de trabajo y familia), no lo duden.