"Amo a la humanidad, pero, para sorpresa mía,
cuanto más quiero a la humanidad en general,
menos cariño me inspiran las personas en particular"
Fiodor Dostoievski (1821-1881)
Novelista ruso
No dio lugar a que nos preparáramos. Todo sucedió rápido, sin tiempo para responder. Nadie esperaba el plan y cuando quisimos responder todo el pescado estaba vendido.
Y es que las personas somos animales de costumbres. Necesitamos reconocer algo en las acciones de los demás que nos resulte lógico y familiar. Ser predecible da al resto una sensación de falso control.
Ahora pienso cómo aprovechó lo que esperábamos de que durante los últimos tiempos se había comportado como una persona predecible. El tema es que de la noche a la mañana, su plan vio la luz de una manera deliberadamente impredecible. Nos desconcertó, nos desgastó en la búsqueda de un por qué, y nos mantuvo al límite, exhaustos intentando entender qué ocurría, y sobre todo, cuál sería su próximo paso.
Recuerdo ese lunes como si fuera ayer. Actuó de manera repentina, imposible de predecir. Nosotros tuvimos un comportamiento similar al del mundo animal, con una pautas repetitivas y predecibles que nos permitirían en un mundo primitivo siempre acabar siendo cazados. En su caso, como humano avanzado, nos dejó tocados (algunos hundidos), al comportarse de manera consciente, alterando el orden, nuestra rutina y lo que había acabado siendo costumbre. Nos enseño, y a qué precio, el camino de la sorpresa y la innovación.
La mayoría ya no están con nosotros. La regla del mínimo gasto energético hizo que todos permaneciéramos, mientras nos adelantaban por todos lados, en la comodidad de la rutina, repitiendo tareas, una y otra vez. Algoritmo tras algoritmo. Era cuestión de haber optado por el mínimo esfuerzo, el no entender que al no cambiar el resto no cambiaría, y además todo el "status quo" permanecería tal cual.
Debatimos tiempo después cómo era nuestra rutina.
Algo salía mal, volvíamos a intentar lo mismo de la misma forma, y volvía a salir mal.
Algo salía bien, volvíamos a intentar lo mismo de la misma forma, y tras los cambios del entorno, de la competencia, del cambio en sí, y ahora salía mal.
Rematamos juntos y coincidimos de nuevo en que el cambio es lo constante. Y la rutina en un mundo cambiante no mantiene todo igual, y lo normal, cuando no se hace nada para evitarlo es que todo vaya hacia peor. Siempre nos recuerda todo esto nuestra fiel compañera "entropía", por cierto.
Hoy, lo que quedamos del equipo, somos muy respetuosos con el poder. Es una autoridad y orden que se bautizó con esa revolución. Se licenció en el mando cuando nos desconcertó de manera deliberada, actuó sin previo aviso, y por supuesto, desde entonces hasta hoy ha llevado siempre la iniciativa.
Es un nuevo estadio. No sabemos a priori ni precedimos movimientos, decisiones, cambios repentinos... todo se produce meditado, pero sin previo aviso. Todo, eso sí, convenientemente planeado, pero todo imprevisible. Nos enseñó y lo usamos de cara a nuestro trabajo que no se gana la partida con la táctica de siempre, dejándose llevar. Todo tiene su tiempo, pero la otra parte estudia, se prepara, contraataca, y doblega si no somos capaces de cambiar el camino con el que ganábamos antes la partida.
Y nos enseñó, y en cierto modo obligó a actuar, a trabajar, y por qué no, a vivir pensando, innovando, cambiando, desconcertando, desviando, sorprendiendo, sintiéndonos vivos y algo más que un simple algoritmo con células repitiendo programas cual sistemas informáticos estáticos. Predecibles y fáciles de eliminar.
Cambió sin ser entendido. El resto se puso a la defensiva, al no entender la orden, el movimiento. Se pusieron nerviosos. No sabían el por qué pero intentaron copiar el movimiento; antes pensaron cómo y el motivo, mientras la otra parte seguía su plan establecido. Y le sacó ventaja mientras pararon para intentar intuir el siguiente paso, el siguiente golpe maestro.
Nunca debemos olvidar la relevancia de los cambios y el liderazgo imprevisible e interés por los movimientos poco entendibles. Porque si los hace él, o ese equipo, o esa empresa, por algo será. Todos buscarán motivos, alegarán razones. Se retorcerán y buscarán respuesta diciéndose a ellos mismos frases como si lo hace será por esto o por aquello. Porque no debemos olvidar, y así fue, cuanto más caprichoso parecía, más respeto infundía en los suyos.